¡El Diseño Gráfico muere en la aulas!

En mi experiencia como docente en diseño gráfico-publicitario, me he encontrado con el gran problema de la falta de preparación de los alumnos y sobretodo una alarmante carencia de criterio o sentido común.

Esto es algo súper grave mas allá de la poca o nula preparación del alumno, sino porque egresan con un conocimiento muy básico y se les hace creer que están a la altura de cualquier otro diseñador que sí tiene mayor preparación o trayectoria.

Parte del problema es la falta de iniciativa propia en cuanto a la investigación y análisis. Y esto se nota al momento de recibir proyectos creativos (o incluso en el trabajo remunerado), cuando dejan en claro estas limitaciones al presentar sus avances.

¿Pero cuáles son las demás variables del problema?

En un interesante artículo de ForoAlfa (¿Diseño gráfico en peligro de extinción? Por Edgardo López, docente de la Universidad de Guadalajara, México), se listan varios factores que han ido deteriorando la calidad de enseñanza y práctica de la profesión,  factores con los cuales me encuentro de acuerdo, pero pienso que, localmente hablando, tenemos puntos bastante más complicados que otros.

1. No hay un ejercicio de la gráfica en sí. Los alumnos hoy en día no están acostumbrados a utilizar procesos en general, buscan resolver todo a última hora y de la manera más fácil para pasar el curso, como en el sistema al que uno se acostumbra en el colegio, obviamente logrando resultados mediocres. Esto a la vez los arrastra a resolver su falta de teoría con tutoriales, o como se menciona en el artículo de ForoAlfa, con diseño por correspondencia y ciertamente, la única manera de aprender a diseñar, es diseñando.
2. Falta de referencias. Un diseñador gráfico debe vivir analizando todo, asimilando cultura, asimilando tendencias y desarrollando un buen gusto incluso por temas que no sean de su interés. Un profesional sin cultura gráfica no sirve. El diseño siempre ha buscado soluciones, y saber analizar estas soluciones y tener el suficiente criterio para aplicarlas determinan la capacidad profesional de cada diseñador al momento de afrontar un proyecto.
3. El ego. Cuando se habla de festejarle las ideas a los alumnos, muchos docentes no miden el daño por “incentivar” la creatividad-sin-fundamento del alumno, o la buena composición gráfica que hizo, pero que carece de mayor logro comunicativo. Esto a la vez también es negativamente reforzado por las pequeñas agencias que buscan carne fresca para practicar incentivando a sus empleados con adulaciones gratuitas para mantenerlos felices y tengan un mejor desempeño. Con eso solo están alimentando un profesionalismo barato, sin piso y mediocre. El peor daño que puedes hacerle a alguien es decirle que “lo está haciendo bien” cuando no es así.

El peor daño que puedes hacerle a alguien es decirle que “lo está haciendo bien” cuando no es así.

Hoy en día por consecuencia de esa tendencia a saltarse las etapas finales de ganar experiencia post-aprendizaje, un egresado ya se cree profesional, y busca un puesto de trabajo donde se asegure el sueldo mensual antes de terminar correctamente su capacitación profesional como practicante.

Finalmente, el tema de la relación maestro-aprendiz  definitivamente se ha perdido. Mientras antes se buscaba a profesionales con larga experiencia para practicar en sus talleres o estudios de diseño, siendo muchas veces el conocimiento recibido nuestro único (y valiosísimo) pago, hoy en día ese concepto -lamentablemente- se ha dejado de lado.