Cassettes

Mucha gente quizá no le encuentre el mismo feeling que yo al cassette. De la misma manera hay personas a los que he escuchado hablar sobre la impracticidad de los discos de vinilo. Yo creo que se han perdido lo más genial de una época que no va a regresar (excepto para nosotros, los coleccionistas).

Yo nací en el último año de la década del setenta y me tocó vivir una niñez rodeado de toda la parafernalia pop y wave ochentera, oh cierto, al igual que los apagones y cochebombas. Conforme pasaban los años, la música en la radio iba orientándose más hacia el glam y hard rock y casi a la mitad de esa década, alrededor de los años 86 y 87 podías perfectamente escuchar W.A.S.P., Skid Row, AC DC y hasta Motorhead en emisoras bastante populares en aquel entonces.

En 1989 tenía diez años de edad y llegó a mis manos un cassette bastante peculiar, notoriamente distinto a los que usualmente podías encontrar en las discotiendas del C.C. Camino Real o en Chacarilla. Era un cassette que al abrirlo tenía todas las letras de las canciones, dibujos y fotos de una banda de nombre tan raro pero que después sería el punto de inicio de una gran pasión musical, era el “…And Justice for All” de la banda Metallica.

Lo que más me llamó la atención al abrir el empaque fue la ilustración de un martillo formado por los rostros de los cuatro miembros de la banda. Este dibujo sería la presentación de un artista gráfico que trabajaba ilustrando para bandas de metal y punk, y que se convertiría en una importante referencia personal al momento de definir mi estilo de dibujo: Pushead.

Años después conocería Galerías Brasil y encontraría puestos donde, además de poder comprar estos cassettes, podía también encargar la grabación de mix-tapes de los últimos discos recién publicados de heavy metal. Otra opción era irse al jirón Camaná en el centro de Lima y poder conseguir cassettes originales a muy bajos precios en puestos de venta improvisados.

Luego, varios de mis amigos comenzarían a migrar al CD, poniendo a la venta sus cassettes originales prácticamente a precios regalados, momento en el que me hice de varios ejemplares, sobretodo los de Megadeth, una de mis bandas favoritas.

A fines de los 90, mi vieja radiocassettera dejó de existir, y a consecuencia de eso, también terminé migrando al CD, regalando por lo menos un centenar de mix-tapes y guardando mis cassettes hasta nuevo aviso.

Actualmente, con la creciente demanda de los discos de vinilos, muchas bandas están comenzando a publicar no solo versiones en CD y vinilo, sino también en cassette, como es el caso de Carcass y su reciente album “Surgical Steel“. Así que solo me queda hacer una cosa: vender mi alma y conseguir un tape deck pro. \m/